La infraestructura digital se perfila como un eje clave para atraer inversiones en América Latina,por lo que se requieren condiciones para su desarrollo,coincidieron especialistas en la clausura del CLTD 2025.

Foto: DPL News

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Al cierre del Congreso Latinoamericano de Transformación Digital (CLTD) 2025 en la Ciudad de México,una idea se repitió como un eco: sin una infraestructura digital sólida,no hay desarrollo posible,ni inclusión,ni inversiones. Pero con ella —y con políticas adecuadas— América Latina puede redibujar su destino económico.

Alejandro Cantú,director jurídico y de Asuntos Regulatorios de América Móvil,fue claro: la infraestructura digital ya no es sólo una base tecnológica,sino un activo estratégico para atraer inversión.

Los marcos regulatorios deben adaptarse con rapidez si queremos captar los flujos de capital de empresas e industrias que requieren redes modernas y sostenibles,señaló.

Para Cantú,no se trata únicamente de construir redes,sino de crear condiciones para que estas redes puedan operar con sostenibilidad y escalabilidad. Eso implica repensar la regulación,reducir cargas fiscales excesivas y permitir consolidaciones competitivas en mercados fragmentados.

“Hemos sido arquitectos de nuestro destino,para bien y para mal. Muchas de las regulaciones actuales surgieron por nosotros mismos. Es momento de reconocerlo y corregir el rumbo”,afirmó.

Pero su diagnóstico no quedó en la crítica. Cantú propuso una visión integradora: nuevas tecnologías como 5G,Inteligencia Artificial e Internet de las cosas pueden ser herramientas clave para reducir desigualdades y fomentar la inclusión digital,siempre que estén respaldadas por marcos regulatorios convergentes,con incentivos claros y sostenibles.

En sintonía con esta visión,Laura Ripani,representante del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en México,advirtió que la infraestructura,por sí sola,no es suficiente.

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Debe acompañarse de políticas públicas que apoyen la digitalización empresarial,la creación de clústeres productivos y la colaboración regional,dijo. Ripani resaltó que la transformación digital no debe quedarse en la conectividad: debe convertirse en una palanca de desarrollo social.

Yolanda Martínez,gerente de Práctica de Desarrollo Digital en América Latina y el Caribe del Banco Mundial,reforzó esta idea al subrayar que la transformación digital puede ser el gran diferenciador que necesita América Latina para afrontar sus desafíos estructurales: baja productividad,informalidad laboral,brechas en salud y educación,y desconfianza institucional.

Y agregó que los principios clave para avanzar en este camino son la regulación inteligente,la asequibilidad,el diseño centrado en las personas y las alianzas público-privadas.

Esta idea fue compartida por otros ponentes,como Hernán Verdaguer,director ejecutivo de Asuntos Regulatorios de Telecom Argentina,quien advirtió sobre el riesgo de seguir regulando “con mapas viejos en un territorio nuevo”,y José Juan Haro,director de Negocios Mayorista y Asuntos Públicos de Telefónica Hispam,que urgió a desmontar estructuras fiscales y regulatorias que hoy bloquean la sostenibilidad de las redes.

En conjunto,las voces en CLTD 2025 coincidieron en que la región no puede seguir operando bajo reglas del pasado si quiere construir el futuro digital que merece y necesita.

Y en ese sentido,la infraestructura digital no es un fin en sí mismo,sino un medio para algo mucho más grande: una economía más dinámica,más equitativa y más atractiva para invertir.

Como lo recordó Cantú,si América Latina quiere dejar de estar rezagada y comenzar a liderar,debe ofrecer algo más que mercado: debe ofrecer conectividad con visión de futuro.